LA BEATIFICACIÓN DE UNA NUEVA RELIGIÓN
Primero fue Juan XXIII... luego Juan Pablo II.. y esta en proceso la beatificación de Pablo VI..
Por Arturo Gallardo.
Lo que parecía solo un rumor, ha sido confirmado por Benedicto XVI el pasado 16 de Enero del 2011, la Beatificación del Papa Juan Pablo II el "magno", como solía llamarlo la prensa mundial no precisamente cristiana. Sin duda para muchos católicos inconscientes de la Crisis de la Iglesia, este acontecimiento significa reconocer que el papa polaco ha sido un mensajero de Dios, acorde a la mentalidad del mundo moderno, un Papa que ha roto con los viejos esquemas de una Iglesia atada en la edad media -dicen los enemigos de la fe- que reunió a todas las religiones por la paz, y sobre todo que por encima de los credos, valoro la dignidad humana. Es también reconocer en este Papa a un gran líder religioso, que llevo un mensaje de amor a los pueblos oprimidos, un Papa que gustaba tanto a "católicos" como a Masones, Judíos, Musulmanes, herejes, paganos e infieles, cuya estandarte era exclusivamente la bandera de la paz.
Ciertamente para un católico fiel, nada debe provocar mas alegría que ver reconocida la santidad de un Sucesor de San Pedro, ya que si la Iglesia declara beato a un cristiano, es porque es digno de imitarle en sus obras, en sus virtudes y en su fe. Pero al hacerse pública la noticia de que Karol Wojtila sería elevado a los altares, ha provocado en muchísimos católicos una serie de preguntas, que no tienen nada que ver con ideologías, sino mas bien con la Fe Católica. En los Hechos de los Apóstoles, Capitulo 15, versículo 26 se menciona que los Santos «han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo». Ahora bien, haciendo un poco de memoria, uno de los criterios tradicionales que la Iglesia juzga para reconocer a un Beato o un Santo son: su Ortodoxia. Un varón de Dios cuya santidad es innegable, debe haber confesado y transmitido la fe integra. Si observamos la avalancha de noticias por parte de medios de comunicación, veremos que en dicha beatificación de Juan Pablo II se destacan 5 cosas: "el Vaticano II, mensajero de la paz, el dialogo con las religiones, sus viajes, y su Carisma". Eh aquí la primera pregunta, ¿Cual ha sido el criterio de la Iglesia conciliar para declarar beato a Juan Pablo II?, creo que siguiendo las cinco cosas que mencione, se podrá entender el sentido de tal acto.
La primera respuesta la podemos encontrar en la homilía de Beatificación del Papa Benedicto XVI del 1 de mayo del 2011, en la que primero se reconoce a Juan Pablo II su "gran fe": "¿Qué es lo que el Padre celestial reveló a Simón? Que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Por esta fe Simón se convierte en «Pedro», la roca sobre la que Jesús edifica su Iglesia. La bienaventuranza eterna de Juan Pablo II, que la Iglesia tiene el gozo de proclamar hoy, está incluida en estas palabras de Cristo: «Dichoso, tú, Simón» y «Dichosos los que crean sin haber visto». Ésta es la bienaventuranza de la fe, que también Juan Pablo II recibió de Dios Padre, como un don para la edificación de la Iglesia de Cristo. La Segunda razón del Papa Ratzinger para reconocer la "grandeza" de este papa polaco consiste en que "Karol Wojtyła, primero como Obispo Auxiliar y después como Arzobispo de Cracovia, participó en el Concilio Vaticano II". Una tercera razón fundamental para la Iglesia conciliar, de reconocer la supuesta santidad de este Pontífice en relación a su "gran ministerio petrino", lo cita Benedicto XVI: " El nuevo Beato escribió en su testamento: «Cuando, en el día 16 de octubre de 1978, el cónclave de los cardenales escogió a Juan Pablo II, el primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszyński, me dijo: “La tarea del nuevo Papa consistirá en introducir a la Iglesia en el tercer milenio”». Y añadía: «Deseo expresar una vez más gratitud al Espíritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, con respecto al cual, junto con la Iglesia entera, y en especial con todo el Episcopado, me siento en deuda. Estoy convencido de que durante mucho tiempo aún las nuevas generaciones podrán recurrir a las riquezas que este Concilio del siglo XX nos ha regalado. Como obispo que participó en el acontecimiento conciliar desde el primer día hasta el último, deseo confiar este gran patrimonio a todos los que están y estarán llamados a aplicarlo" (1).
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Podremos notar que los argumentos que Benedicto XVI para beatificar a Juan Pablo II se centran en lo mismo: Vaticano II, y la fe personal. Cuando el candidato a la beatificación es un Papa, pastor de la Iglesia Universal, la cuestión no es simplemente su fe personal, piedad y santidad, sino también el cuidado de la gran familia de la fe que Dios le ha confiado, para lo cual le ha otorgado gracias de estado -como Papa- extraordinarias. Esta es la verdadera pregunta: ¿Juan Pablo II ha desempeñado heroicamente sus funciones como Sumo Pontífice como lo hicieron sus santos predecesores: oponiéndose al error, defendiendo al rebaño con prontitud y valor de la manada de lobos rapaces que lo dispersan, y protegiendo la integridad de la doctrina de la Iglesia y el culto sagrado?. Tememos que en las circunstancias que rodean esta “vía rápida” de beatificación, la verdadera cuestión no ha recibido la consideración cuidadosa y sin prisas que se merece (2).
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Esta beatificación que ha sido efectuada por el Papa en la Basílica de San Pedro el pasado 1 de Mayo, domingo de la Divina Misericordia, festividad instituida por el Papa polaco, ha logrado "coronar" como cosa de Dios, podríamos llamarlo así, la "segunda" etapa del Concilio Vaticano II en la vida de la Iglesia, y consolidar el "espíritu ecumenista y humanista" que ha sustituido el mandato del Señor contenido en el Evangelio de San Marcos 16,15, para la Iglesia del Nuevo Milenio. Y sin duda alguna, para muchos católicos sensibles a la mentalidad liberal-conservadora de Benedicto XVI, no quedara duda que tal beatificación, es la voluntad de Dios, y por tanto que el Espíritu Santo es quién ha decidido cambiar su asistencia a la Iglesia desde 1962, soplando en sentido contrario a lo que la Iglesia siempre ha enseñado, y sobre todo que también sopla fuera de la barca de Cristo, donde también se encuentran elementos de santidad y verdad que hay en las falsas religiones, según enseña Lumen Gentium, cuya enseñanza fue central para el pontificado de Juan Pablo II.
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EL GRAN LEGADO DE ESTE PAPA:
DE VICARIO DE CRISTO A LÍDER PACIFISTA
En diversos medios católicos, y homilías se habla de la "gran fe de Juan Pablo II", pero en ningún momento se hace efectiva una descripción de tal fe, en favor de la salvación de las almas, de la Unidad en la verdad y en la búsqueda de la paz en Cristo. Sin duda estos deberes son los que el Señor ha confiado a Pedro cuando le da las “llaves del Reino de los Cielos”, el poder de “atar y desatar” (cfr. Mt 16, 19), para “confirmar a los hermanos en la fe” (. Lc 22, 32) y “apacentar su rebaño” ( Jn 21, 15-17). Es decir, un servicio a la unidad de la Iglesia en la fe, en el gobierno y en la comunión. Debemos tomar nota que el mundo moderno, incluidos aquellos que todavía llevan la etiqueta de católicos, consideran que la fe sin duda es depositar la confianza en Dios, pero un Dios que no tiene religión, un Dios que no castiga, un Dios que ama a todos los hombres sin importar si son creyentes o no, un Dios que es Misericordioso que jamás castiga y que perdona a todos en el último momento de sus vidas, un Dios que salva aun sin la gracia santificante, un Dios que no le interesa si creen en la fe católica o en la religión de mahoma, un Dios que inspira, santifica y guía a todos los hombres por encima de toda limitante, de ahí que para estas personas contaminadas de la peste del indiferentismo, que se dicen Católicas, Juan Pablo II es un "icono" o ideal de "hombre espiritual", o como dicen las revistas parroquiales "un santo de nuestro tiempo". Y esta es la fe, a la que se refieren cuando hablan de Juan Pablo II, la de "un hombre bueno, un hombre de oración, un devoto de la virgen María, un hombre que radiaba paz, un hombre que regalaba una sonrisa, que respetaba todas las religiones.
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Ante tales errores, vale la pena mencionar cual es el primer deber que tiene un Papa que profesa la fe católica, como bien enseña el Papa San Pío X: "Al oficio de apacentar la grey del Señor que nos ha sido confiada de lo alto, Jesucristo señaló como primer deber el de guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto frente a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia. No ha existido época alguna en la que no haya sido necesaria a la grey cristiana esa vigilancia de su Pastor supremo; porque jamás han faltado, suscitados por el enemigo del género humano, «hombres de lenguaje perverso», «decidores de novedades y seductores», «sujetos al error y que arrastran al error» (3) . En base a esta preocupación de todo Papa, como describe San Pío X, vuelve a nuestras mentes la misma pregunta, ¿A que fe se refiere la jerarquía de la Iglesia Conciliar para afirmar que la fe de Juan Pablo II es un don para la edificación de la Iglesia de Cristo? (4). ¿Acaso Juan Pablo II guardo con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe frente a las novedades? ¿A prevenido con su autoridad apostólica a los fieles de los errores contemporáneos condenándolos?, la respuesta es No.
Juan Pablo II supo agradar a todas las corrientes, abrió sus brazos a los herejes, permitió en sus misas todas las extravagancias existentes en el modernismo, pero eso si.. jamás simpatizo nada con la Santa Tradición de la Iglesia.
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Basta echar una mirada al desastroso pontificado de Juan Pablo II para darse cuenta que ha dado la espalda al Ministerio Petrino que el Señor le ha confiado, cuyo deber fundamental consiste en conservar integro el fidei depositum, para llevar esta fe a las almas y encaminarlas a la salvación. Y segundo a buscado desvirtuar la forma de ejercer su papado como lo expresa en su Enciclica Ut unum sint en el punto 95 : "la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del Primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva". Esta era la nueva misión de Juan Pablo II, ya no mas la de un Romano Pontifice, sino únicamente la de un "arbitro o embajador de la paz entre las diferentes religiones y naciones", contrariando gravemente el mandato del Señor que dice: “Vayan, pues y hagan de todos los pueblos mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que les he enseñado a ustedes” Mt. 28, 19-20. Esta recomposición del ministerio petrino quiere reducir el gobierno de un Papa a un simple líder pacifista, que debe renunciar a ser representante de Cristo en la Tierra, para convertirse en un simple defensor de los derechos humanos y de la paz sin Cristo. Por eso el Cardenal Tarcisio Bertone, actual secretario de Estado del Vaticano al elogiar la gran fe de Karol Wojtila, afirma lo siguiente: "Gracias a la fe, que expresaba sobre todo en su oración, Juan Pablo II era un auténtico defensor de la dignidad de todo ser humano y no un mero luchador por ideologías político-sociales. Para él, toda mujer, todo hombre, era una hija, un hijo de Dios, independientemente de la raza, del color de la piel, de la proveniencia geográfica y cultural, e incluso del credo religioso" (5).
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PACIFISTA, ECUMENISTA y HUMANISTA
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Frente a la nueva función del Papado en el pontificado de Juan Pablo II, sumado a una fe torcida embebida del liberalismo y del humanismo, da como resultado las reuniones ecuménicas celebradas en Asís, en las cuales el Papa no como Vicario de Cristo, sino como un representante de la paz mundial entre los hombres, convoca a las falsas religiones a "orar por la paz". ¿Pero a quién invocaron al orar estos paganos e infieles sino creen en el Dios verdadero?, la respuesta es sencilla: "invocaron a sus falsos dioses en la casa del verdadero Dios, ¡error monstruoso!. “Todos los dioses de los gentiles son demonios…” Salmo 95, 5.
Porque que se levantarán falsos Cristos [...] de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos (Mt. 24,24).
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Esta supuesta unidad entre los hombres, sin importar su fe, es sin duda una caricatura blasfema de la verdadera Unidad, que solo se encuentra en Cristo, y que contradice el primer Mandamiento. Estos actos blasfemos contra el Verdadero Dios tienen como fundamento la declaración del Concilio Vaticano II Nostra Aetate que dice: "La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres". Como podemos ver, esta es la raíz de la fe errónea de Juan Pablo II en relación a las falsas religiones, plasmada en su enciclica Redemptoris Hominis: " Aunque de modo distinto y con las debidas diferencias, hay que aplicar lo que se ha dicho a la actividad que tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que -como bien sabemos- no faltan tampoco a los miembros de estas religiones.¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas,-creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico.." (6). ¿porque alentarlos a permanecer en sus falsas religiones diciéndoles que en ellos hay destellos de verdad?, cuando claramente dice San Pablo: "No os junteís en yugo desigual con los infieles; porque ¿que tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿qué compañía puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O que consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo según aquello que dice Dios: Habitaré dentro de ellos, y en medio de ellos andaré y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid vosotros de entre tales gentes y separaos de ellas, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo".. (2 Cor 6, 14-17).
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Otro aspecto fundamental en la "fe" de Juan Pablo II es su Humanismo tan alabado por el mundo anticristiano, como afirmará en su Discurso del 11 de mayo de 1986 «Voy recorriendo el mundo para encontrar a los hombres de todas las civilizaciones y religiones; porque confío en los gérmenes de sabiduría que el Espíritu suscita en la conciencia de los pueblos: de Él brota el verdadero recurso para el futuro humano de nuestro mundo». Es de notarse que en este falso humanismo sostenido por el Papa Wojtila, no existe mas la palabra "misión", "evangelizar", salvación, gracia santificante, fe católica, etc., sino únicamente el hombre, con su visión puramente naturalista, cuya grandeza reside en la semejanza que tiene con Dios, es decir "la divina semilla que en el se oculta". De ahí que el Concilio Vaticano II al centrar su enseñanza en el "misterio del hombre y en su grandeza" junto con Juan Pablo II, crean una nueva doctrina de la salvación Universal , que se describe así: “En el hecho de la Redención está la salvación de todos, ‘porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno Cristo se ha unido, para siempre, por medio de este misterio’” (7), es decir, lo comprendan o no, acepten o no a Cristo, el Señor habita en ellos y por tanto no es necesario mas la fe católica, y los santos sacramentos para salvarse. Consecuencia de estos errores, la muerte del celo Misionero que no tiene mas sentido en la "Iglesia aggiornada del Vaticano II, tal como enseña Juan Pablo II en una de sus encíclicas “La universalidad de la salvación no significa que se conceda solamente a los que, de modo explícito, creen en Cristo y han entrado en la Iglesia” (8), contrario a lo que enseña Nuestro Señor Jesucristo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará» (Mc. 16, 15 ). Este error de la nueva teología tiene su fundamento en este texto de la Constitución pastoral Gaudium Spes del Vaticano II que dice: «El hijo de Dios, con su Encarnación se unió, en cierto modo, a cada hombre». (9). Es así que el falso culto del hombre ha sustituido a Cristo.
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Vuelve a nuestras mentes la pregunta: ¿Esta es la misión que Nuestro Señor ha dado a San Pedro y a sus sucesores?, dice el Señor a San Pedro en el Evangelio de San Mateo capitulo 21, versículo 15: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez:«Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez:«Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». ¿Entonces que ha pasado con este mandato del Señor? Ha quedado en el olvido por uno nuevo que Juan Pablo II denominaba "la civilización del amor", que no es mas que la dosis mortal para la vida misionera, en la que a pesar de que se sostiene débilmente una moral católica en relación a los anticonceptivos, el matrimonio etc., el objetivo de convertir al infiel o al hereje ya es algo innecesario, porque su busca únicamente la convivencia pacifica entre los pueblos, su coexistencia, sus valores sean o no cristianos, fomentando la paz y la hermandad entre los hombres, sin importar si creen o no en el Divino Redentor. Este ideal lo describe perfectamente el Obispo Católico Bernard Fellay: "Coincide con el plan masónico que pretende establecer un gran templo de fraternidad universal por encima de las religiones y de las creencias, “la unidad en la diversidad” tan apreciada por la New Age y el mundialismo". De ahí que el Gran Maestre de la Gran Logia de Italia, elogiando los ideales del Papa Wojtila, afirmara esto: “Nuestro interconfesionalismo nos valió la excomunión recibida en 1738 de Clemente XI. Pero la Iglesia estaba seguramente en el error, si es verdad que el 27 de octubre de 1986 el actual Pontífice (Juan Pablo II) ha reunido en Asís a hombres de todas las confesiones religiosas para rezar juntos por la paz. ¿Qué otra cosa buscaban nuestros hermanos cuando se reunían en los templos, sino el amor entre los hombres, la tolerancia, la solidaridad, la defensa de la dignidad de la persona humana, considerándose iguales, por encima de los credos políticos, de los credos religiosos y de los colores de piel? (El Gran Maestre Armando Corona, de la Gran Logia del Equinoccio de Primavera, Hiram - órgano del Gran Oriente de Italia - Abril 1987).
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Pedro negando al Señor..
¿Pedro, me amas? ¡Apacienta mis corderos!
Pareciere que esta triple confesión de San Pedro, en los Papas desde el Vaticano II se ha convertido abiertamente en la triple negación de Cristo, como había anunciado Nuestro Señor a Pedro: «Tú me negarás tres veces» (Mt 26,34). Y a pesar de la advertencia del Apóstol San Pablo en la segunda carta a los Tesalonicenses: “Que nadie en modo alguno os engañe, porque antes ha de venir la apostasía y ha de manifestarse el hombre del pecado, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse Dios a sí mismo. ¿No recordáis que estando entre vosotros ya os decía esto?”.... Ante tal situación ¿quién se ha sentado en el templo de Dios?, sin duda el falso humanismo, es decir el culto del Hombre, con su Diosa razón, su libertad religiosa y su dignidad sin su creador. Con toda certeza se cumplen las palabras proféticas contenidas en un exorcismo del Papa León XIII cuando dice que «Los más insidiosos enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que Ella tiene de más preciado. Han erigido el trono de abominación de su impiedad donde fue establecida la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, de modo que, golpeado el Pastor, puedan dispersar la grey».
. ECUMENISMO CON LOS CISMÁTICOS Y HEREJES.
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Otro aspecto fundamental del legado del "Santo subito" consiste en el dialogo ecuménico con las religiones cristianas heréticas y cismáticas. Si con los infieles y paganos no tuvo el remordimiento de conciencia de mostrarles el camino de la Salvación que es únicamente Nuestro Señor Jesucristo, con los protestantes que se dicen cristianos, simplemente se les apremio a seguir el principio establecido por el papa Juan XXIII: "es mas lo que nos une que lo que nos separa". Por eso en base a esta mantalidad, en ningún momento se dudo en hacer grandes "transacciones doctrinales" como si la verdad fuera una negociación, este es el caso de la aceptación católica de la doctrina luterana de la justificación, la negación del limbo, exaltación de la sagrada escritura por encima de la Santa Tradición, debilitamiento del Primado de San Pedro etc., Mientras que con los ortodoxos cismáticos, Juan Pablo II ha firmado la declaración de Balamand firmada en 1991 en Líbano por una comisión mixta entre la Iglesia católica y la religión cismática ortodoxa, que permite a los católicos convertirse en ortodoxos sin ninguna coacción de ningún tipo y prohíbe explícitamente a los católicos, tratar de convertir a los ortodoxos a la Iglesia Católica.
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Durante este pontificado también se autoriza la administración del Sacramento de la Eucaristía, tanto ha herejes como Cismáticos. También se exhorta a los católicos a prestar sus templos a los ortodoxos, e incluso a los católicos orientales durante este Pontificado se les autoriza rezar el Credo sin el "Filioque", y de esta forma asegurarse la simpatía de los cismáticos griegos. El daño que Juan Pablo II ha hecho a la Iglesia no tiene precedentes, junto con su predecesor Pablo VI. Este daño es de magnitudes catastróficas, por ejemplo han querido llevar a los católicos a la apreciación del protestantismo, con su carismatismo, su biblismo y sus practicas que niegan la necesidad del sacerdocio, y de los sacramentos, razón por la cual millones de católicos se hacen mas protestantes y desprecian el Magisterio de la Iglesia, todo este daño se refleja en la deserción de millones de católicos a las sectas en todo el mundo; en el caso de los católicos orientales se les apremia a dejar su identidad católica y aceptar la visión fociana del Filioque, y de su teología anti Romana, al grado que existen obispos greco católicos que apelan estar en comunión con el Papa y con el patriarca cismático de Constantinopla. ¿Suena lógico?. Y la Roma de Vaticano II no ve el peligro que existe en estos actos.
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ECUMENISMO CON LOS JUDIOS, INFIELES Y PAGANOS.
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.Desde el Concilio Vaticano II la jerarquía católica se ha convertido en la marioneta del Judaísmo, el cual pretende borrar de las mentes de la humanidad el Holocausto de Nuestro Señor Jesucristo de sus manos, para sustituirlo por el holocausto nazi, por eso se ha visto truncado el proceso de beatificación del venerable Papa Pío XII, el último papa ortodoxo defensor de los Derechos de Dios, a diferencia del proceso de beatificación del Papa Wojtila, el cual no ha sufrido ningún obstáculo por parte de los "hermanos mayores en la fe" ni de ningún otro anticristo. Y precisamente Benedicto XVI siguiendo las "virtudes heroicas de Santidad" de su predecesor, ha visitado la Sinagoga en Roma (17 de enero del 2009), predicado y visitado templos en sus viajes, siguiente el ejemplo de Wojtila, quién fuera el Primer Papa de la historia que pisara un templo de estos; en este espíritu de fraternidad Universal entre los hombres, y de reconocimiento de que los judíos anticristianos son nuestros hermanos mayores en la fe, todo esto en sintonía con el legado de Juan Pablo II, Benedicto XVI ha convocado para conmemorar el 25 aniversario de la escandalosa primera jornada de Oración de Asís, el próximo mes de Octubre, un ASIS III, donde se ha invitado nuevamente a las falsas religiones, a orar a sus falsos dioses, en la casa del verdadero Dios, por la paz, contra lo que dice Nuestro Señor: La paz os dejo mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Jn 14,27) y contra el primer mandamiento que dice 'Adorarás al Señor tu Dios y le servirás... no vayáis en pos de otros dioses' (Dt 6, 13-14). Este es el gran legado del que habla Benedicto XVI cuando se refiere a su predecesor, sin duda es "Grande" porque es contrario a la palabra de Dios que el mundo desprecia, por eso no dudamos que con esta beatificación de Juan Pablo II, estén contentos Judíos, paganos e infieles, para honrar junto a los "católicos" al gran hombre de paz, que prefirió dejar de ser Vicario de Cristo (titulo que Juan Pablo II nunca uso) y convertirse en un pacifista, haciéndose oídos sordos al mandato de Nuestro Señor: "Id y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 19-20).
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Este legado de Juan Pablo II con el pueblo Judio tiene consecuencias preocupantes que desgarran la fe Católica de siempre por una nueva y adulterada, al grado que el mismo Papa aseguraba que el Pueblo Judio «ha sido llamado y guiado por Dios, creador del cielo y la tierra. Su existencia no es apenas un acontecimiento natural o cultural, (…) Es un acontecimiento sobrenatural. A pesar de todo, este pueblo continua siendo el pueblo de la alianza… » principios que han sido vaciados en el Novus Ordo Missae en las oraciones del Viernes Santo, en donde ya no se pide Dios que los convierta y les quite la ceguera en la que están, sino que ahora se le pide para que : “los ayude a progresar siempre en el amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza”.
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Las enseñanzas de Juan Pablo II son contrarias a la fe de la Iglesia Católica como enseña el Papa Pío XII: “Y, en primer lugar, con la muerte del Redentor, a la Ley Antigua abolida sucedió el Nuevo Testamento (…) en el patíbulo de su muerte Jesús abolió la Ley con sus decretos [Ef. 2, 15] (…) y constituyó el Nuevo en su sangre, derramada por todo el género humano. Pues, como dice San León Magno, hablando de la Cruz del Señor, ‘de tal manera en aquel momento se realizó un paso tan evidente de la Ley al Evangelio, de la Sinagoga a la Iglesia, de lo muchos sacrificios a una sola hostia, que, al exhalar su espíritu el Señor, se rasgó inmediatamente de arriba abajo aquel velo místico que cubría a las miradas el secreto sagrado del templo’. En la Cruz, pues, murió la Ley Vieja, que en breve había de ser enterrada y resultaría mortífera, para dar paso al Nuevo Testamento, del cual Cristo había elegido como idóneos ministros a los Apóstoles (10 ).
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También con los mahometanos ha hecho gestos contrarios a la Fe Católica. ¿Como olvidar el gesto de Juan Pablo II el 14 de mayo de 1999?. Era el primer "Vicario de Cristo en la historia" que reverenciaba y besaba el Corán, en señal de profundo respeto, cuando sabemos que el Corán es un libro inspirado por el Demonio al falso profeta mahoma, como dice San Pablo: "Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro Evangelio distinto del que hemos anunciado, sea Anatema (Gal 1, 8). Sabemos que el Corán es un libro que proclama herejías y blasfemias contra la Santísima Trinidad, niega rotundamente la Divinidad de Jesucristo, condena la Sagrada Escritura y la Tradición, arremete contra los cristianos. ¿Tiene congruencia decir que los cristianos y musulmanes adoramos al mismo Dios?. Sin embargo para el Papa Juan Pablo II si: "A quienes comparten con nosotros la herencia de Abraham « nuestro padre en la fe » (Rom 4, 11), y la tradición del Antiguo Testamento, es decir los Judíos; y a quienes como nosotros, creen en Dios justo y misericordioso, es decir, los Musulmanes.. (11). En esta línea de ideas equivocas para la fe, Juan Pablo II reafirmaba en la audiencia general del 5 de mayo de 1999 lo mismo: “Hoy me gustaría repetir lo que dije a los jóvenes musulmanes algunos años atrás en Casablanca: ‘Creemos en el mismo Dios"; esta misma afirmación se encuentra en el Nuevo Catecismo promulgado por Juan Pablo II: "los musulmanes, que profesan tener la fe de Abraham y adoran con nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo” (12).
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Es de horrorizarse como un Sucesor de San Pedro, quién debe confirmar a los hermanos en la fe del Verdadero Dios, equipare la burda caricatura del dios islámico con la del verdadero Dios Trino. En este sentido vale la pena reflexionar las palabras de Monseñor Antonio de Castro Mayer, entonces Obispo de Campos Brasil, en relación a la Santísima Trinidad: «Sólo hay padre donde hay hijo. ¿Vamos a decir ahora que en Dios nada hay de esta amable y aun inefable prerrogativa de Padre? Sería absurdo. No se puede pensar. Pero si en Dios hay Padre, debe haber Hijo. y si hay Padre e Hijo, debe entre ellos correr un efluvio de amor indecible. Es el Espíritu Santo. Esta Trinidad no puede destruir la unidad con que adoramos a un solo Dios. En otras palabras sólo es monoteísta quien adora a la Santísima Trinidad, porque la Unidad de Dios es inseparable de la Trinidad de Personas. Es falso, pues, decir que los musulmanes son monoteístas. No lo son porque no adoran al único Dios verdadero que es Trino. Ellos serían mejor monólatras, o sea, adoran un solo ídolo supremo. Dígase lo mismo de los judíos, cuando rechazaron la revelación de la Santísima Trinidad. Ellos también dejaron la adoración del verdadero Dios Trino, aunque no lo supiesen, para inclinarse ante un ser inexistente, un ídolo por lo tanto. Sólo hay, pues, una religión monoteísta: es la Católica, que adora a la Santísima Trinidad». El mismo Apostól San Juan afirmaba que «¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. Ésta es la promesa que él nos dio: la vida eterna». (1 Juan 2,22-25 )
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El Dalai Lama honrando al gran hombre de Karol Wojtila, quién jamás le dijo que se convirtiera a Cristo.
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La Iglesia del Vaticano II debería tomar conciencia de esta sentencia del Apóstol San Juan: «Todo el que se descarría y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza* sí tiene al Padre y al Hijo». (2 Jn 1,9).
Otra parte del gran legado del Papa Juan Pablo II, es su relación con las religiones paganas, en especial con el Budismo con el cual la Iglesia Conciliar mantiene una relación de cortesía, de respeto, de admiración por sus valores. Desde luego sin ningún interés de convertirlos a la fe de Cristo y sacarlos de su Idolatría, e incluso indirectamente Juan Pablo II ha dado una autoridad "moral" al líder espiritual del budismo, el Dalai Lama, personaje que es honrado y respetado no solo por paganos e idolatras, sino también por católicos con su jerarquía modernista, que lo reciben en las catedrales como un lider de paz mundial, como ocurrió en México con el cardenal Norberto Rivera. Todo esto es contrario a la fe de la Iglesia como enseña León XIII “Todos deben evitar la familiaridad o amistad con cualquiera que sea sospechoso de pertenecer a la masonería o a grupos afiliados. Conocedlos por sus frutos y evitadlos. Debe evitarse toda familiaridad, no sólo con aquellos impíos libertinos que promueven abiertamente el carácter de la secta, sino también con aquellos que se esconden bajo la máscara de la tolerancia universal, el respeto a todas las religiones…” (13)
Claro esta que esta enseñanza torcida de Wojtila reside en la neo teología, como mencione en líneas anteriores, ya que este "Papa Magno" estaba convencido de que el Espíritu Santo soplaba fuera de los confines de la Iglesia como asegura en su encíclica Redemptoris Hominis: " Aunque de modo distinto y con las debidas diferencias, hay que aplicar lo que se ha dicho a la actividad que tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que -como bien sabemos- no faltan tampoco a los miembros de estas religiones.¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas,-creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico..", contrario a lo que dice el Señor : No imiten las costumbres de los paganos (Is 10,2), o como también dice en Apocalipsis 22,15 "Afuera quedarán los perros y los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todos aquellos que aman y practican la falsedad". Sin embargo para Juan Pablo II y el Vaticano II, los que practican la falsedad también son guiados por los "destellos" del Espíritu de Verdad que actúa más allá de los confines de la Iglesia. Por último citare un discurso de Juan Pablo II en su llegada a Corea el 3 de Mayo de 1984, para que vean que el Papa no tenia ningún interés de ser Vicario de Cristo, sino únicamente "representante de la Paz mundial entre los Hombres": “Vuestro orgulloso y tenaz pueblo, (…)que ha producido estupendos frutos en el arte, la religión y la vida humana. Vuestros antepasados abrazaron esos abrumadores mundos espirituales como el confucionismo y el budismo, haciéndolos, a pesar de todo, verdaderamente vuestros, intensificándolos, viviéndolos e incluso trasmitiéndolos a otros. Wonhyo y Sosan (…) expresan elocuentemente esta hazaña” es decir un acto extraordinario de transmitir esos valores de las falsas religiones, cuyo fruto es la ceguera a la Verdad que es Cristo Jesús.
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Juan Pablo II invita en Asís a los lideres religiosos de todo el mundo a orar por la paz, pero.. ¿A quién van a orar los miembros de las falsas religiones, en la casa del verdadero Dios ?..
Por eso cuando se habla de un gran legado de Juan Pablo II, se destaca como dije el Concilio Vaticano II para encontrar la fuente y fundamento de todos los errores de tres pontificados desastrosos, por eso no me provocaría ninguna sorpresa que Benedicto XVI anunciará la próxima beatificación del Papa Pablo VI, por haber sido el pontífice que concluyo el nuevo Pentecostés como lo denomino el "beato" Juan XXIII. Y siguiendo como punto de partida este Concilio, encontramos que el Dialogo masónico interreligioso como lo estableció Juan Pablo II, brilla en tanto que ningún Papa en la historia había hecho tanto en favor del dialogo, llegando a pedir perdón por "todas las ofensas de la Iglesia en el pasado contra los hermanos mayores". El ideal masónico de establecer en el mundo, la igualdad, la libertad, la dignidad humana, la fraternidad universal de todos los hombres sin hacer mención de Dios, no difiere en nada del ideal de los Papas del Vaticano II como afirmara el Papa Montini en su discurso ante la ONU en 1965: "Los pueblos se vuelven a las Naciones Unidas como hacia la última esperanza de concordia y paz; nos atrevemos a traer aquí, con el nuestro, su tributo de honor y esperanza"... Vaya palabras de un Vicario de Cristo, lamentablemente estos son los maestros que han marcado la mentalidad del nuevo beato.
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REFUGIO DE PEDERASTAS Y HEREJES.
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A pesar de tener conocimiento de denuncias, Juan Pablo II prefirió hacer que no sabia nada y todo eran calumnias.
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El pontificado de Juan Pablo II quedará en la historia, como un pontificado manchado de desorden, en el que el mismo Papa no dudaba en romper la prudencia de la Iglesia de Siempre, para nombrar obispos y cardenales. Esta era la estrategia para llevar a cabo la revolución progresista emprendida por el papa Pablo VI, la cual consistía en elegir candidatos jóvenes con ideas revolucionarias, de posturas teológicas peligrosas para obispos, y llevar a cabo el aggiornamiento tan deseado por el Concilio Vaticano II, que consistía en bendecir la revolución francesa masonica como "cosa" Católica. Entre los frutos ejemplares de los "obispos" nombrados por Pablo VI y luego por Juan Pablo II podemos destacar los mas recientes, como el del ex arzobispo Milingo, cuya apostasía y doble vida sonaron en toda la Iglesia; o también a Walter Kasper, que dice verdaderas herejías y hasta es Cardenal de la Curia Romana, capelo concedido por Juan Pablo II a ciertos teólogos ya condenadas por sus desviaciones como Yves de Congar y Henry de Lubac . Podría citar una lista de Obispos y cardenales modernistas que día a día se apartan de la fe Católica, que apoyan el liberalismo, el relajamiento de la moral católica, promueven la ordenación de mujeres, niegan la existencia del infierno, del limbo, de los angeles, que no creen en la supremacía del Papa, que dudan de la presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía. Estos episcopados en su mayoría modernistas son el legado del nuevo beato, que por cierto representan la oposición y la desobediencia a lo ordenado por el Papa Benedicto XVI, sobre todo en lo referente a la aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum que reestablece la Misa Tradicional en la vida de la Iglesia. Claro esta, estos lobos mitrados nombrados por Juan Pablo II son los principales opositores de la Misa de Siempre, por mencionar el caso de la Diócesis de Torreón Coahuila.
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Otro aspecto que mancha las obras del "santo subito" son los miles de casos de pederastia en todo el mundo, muchos de los cuales llegaron a oídos de Juan Pablo II, que sin preocupación alguna, para llevar a cabo una investigación sería ( por una supuesta confianza del papa en la palabra de sus colaboradores) se encubrieron miles de casos, entre ellos el de Marcial Maciel fundador de los Legionarios de Cristo.
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Sin duda ante un panorama tan escalofriante bajo este pontificado, me queda un pregunta: ¿que decir del juicio del Señor cuando dice,: por sus frutos los conoceréis?..
Sin duda esta es la Iglesia joven que quería Juan Pablo II..
Esta era la Tradición viviente que Juan Pablo II invocaba cuando se refería a las controversias con los tradicionalistas apegados a la verdadera Misa.
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"Conozco a muchos que han tenido todas las virtudes, y que por su tibieza han venido a parar en el abismo de todos los excesos". San Juan Crisóstomo, Homilía
En este momento de la historia, indebidamente podría calificar al canónigo Roca de profeta de calamidades en relación a los pontificados desde el Concilio Vaticano II, sobre todo ahora que se han consagrado los errores de Juan Pablo II con su beatificación, pues con toda claridad a pesar de que vivió por haya del Siglo XIX, siendo un iluminista y excomulgado, aseguraba en sus escritos que la Iglesia sufriría una reforma como la estamos viviendo, una alteración brutal del catolicismo con los principios liberales del mundo apostata. Este canónico describía como un Papa consagraría el nuevo orden mundial, rompiendo con todo aquello que identificara a la Iglesia como Católica: «El culto divino, según las reglas específicas de la liturgia, los ritos y normas de la Iglesia Romana, no tardarán en ser transformados gracias a un concilio ecuménico que restablecerá la venerable sencillez de la edad dorada de los apóstoles, de conformidad con la civilización moderna y los dictados de la conciencia. (...) [Y por medio de un Concilio Ecuménico] se llegará a un acuerdo perfecto entre los ideales de la civilización moderna y el ideal de Cristo y su Evangelio. Será la consagración del Nuevo Orden Social, y el bautismo solemne de la civilización moderna.» (...) "En su forma actual, el Papado desaparecerá… el nuevo orden social se implantará desde Roma pero al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma… y esa nueva Iglesia, aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la Consagración y la Jurisdicción Canónica" (La Gloria Centenaria pág. 452 y 466). Esta preocupación invadió al entonces el Cardenal Eugenio Pacelli futuro Papa Pío XII en relación a los peligros que afligen a la Iglesia: «Me causa preocupación el mensaje transmitido por la Santísima Virgen a Lucía de Fátima. Tanta insistencia por parte de María en los peligros que amenazan a la Iglesia es una advertencia de Dios contra el suicidio que supone alterar la Fe, su liturgia, su teología y su alma. Noto a mi alrededor innovadores que desean desmantelar la Santa Capilla, apagar la llama universal de la Iglesia, desechar sus ornamentos y hacerla sentirse culpable por su pasado histórico.».
¿No es esto lo que ha ocurrido en la Iglesia desde el Vaticano II?.. ¿No ha sido Juan Pablo II quién ha consagrado el nuevo orden mundial?.. ¿No ha sido este Papa quién se ha avergonzado del pasado de la Iglesia con el mea culpa del Jubileo?.. ¿No es acaso este Papa que junto con Pablo VI persiguieron y excomulgaron la santa Tradición de la Iglesia?.. ¿No ha sido este beato quién ha abierto la puerta a las falsas religiones para que invoquen a sus deidades en la casa del Verdadero Señor de Señores?.. ¿No ha sido este papa quién ha cambiado junto con Pablo VI todo aquello que tuviese algo de tradicional, para culminar con el Santo Rosario?
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"Porque vendrá un tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (2 Tim. 4,3-4)".
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La finalidad de esto no es criticar por criticar, o de juzgar con ligereza a la persona de Juan Pablo II, sino mas bien de hacer un llamado a los que gobiernan la Iglesia, para que despierten y abran los ojos; que se dejen de su lenguaje romántico, liberal embebido de compromiso con el mundo, de su imagen hipócrita de pacifistas y pluralistas, que es la causa de la Crisis tan espantosa que padece la Iglesia de Cristo, es la indiferencia por la verdad, y del relajamiento generalizado en todo lo relativo al servicio de Dios. Por eso urge que la Jerarquía abra los ojos, y vuelvan a la Santa Tradición de la Iglesia, que coloquen su confianza en el Sagrado Corazón, para que llegue el triunfo del Inmaculado Corazón de María, por encima de cualquier compromiso con el mundo apostata.
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La Iglesia hoy mas que nunca necesita de soldados de Cristo y María Santísima, que combatan contra esta guerra sin cuartel, con las armas de la fe, que con dolor constatamos que no solo es promovida por los mortales enemigo de la fe, sino también por la misma Roma y por los obispos a quienes el Señor les ha confiado el cuidado de las almas... Conservar la fe católica de siempre, hoy en día es causa de desobediencia y de cisma, ¡Vaya tribulación!, es así que se cumple la profecía de Zacarías que dice: "Hiere el pastor y que se dispersen las ovejas".
FOMENTEMOS EL VERDADERO ESPÍRITU DE ASÍS
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Orando - San Francisco - en el Templo de San Damián, oye la misma voz de Espoleto que le dice: "reconstruye mi Iglesia, ¿no ves que se derrumba?".. Estas mismas palabras deben retumbar en nuestros oídos: "Reconstruye mi Iglesia". Es preciso negarse a colaborar con aquellos que siguen demoliendo la Iglesia de Cristo desde su interior, y reconstruir por doquier iglesias y altares cristianos donde sea celebrado el santo sacrificio de la Misa, apoyar a los sacerdotes fieles, donde puedan crecer familias católicas en torno a Cristo y María Santísima.. ofrezcamos nuestras penitencias y rosarios por el Papa y la jerarquía extraviada... Hoy mas que nunca: "RECONSTRUYAMOS LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA".
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confió.
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Santa María de Guadalupe Esperanza Nuestra, Salva Nuestra Patria y conserva Nuestra Fe.
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San José protector de la Iglesia Universal, ruega por nosotros y defiéndenos en esta tribulación
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San Miguel Arcángel, ruega por nosotros, y arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
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Santos y Santas de Dios, rogad por nosotros.
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(1) Homilia del Santo Padre Benedicto XVI, 1 de mayo del 2011
(2) Michael J. Matt, editor de The Remnant, "Reservas ante la beatificación de Juan Pablo II".
(3) San Pío X, Enciclica Pascendi Dominici Gregis
(4) Homilia del Santo Padre Benedicto XVI, 1 de mayo del 2011: "Ésta es la bienaventuranza de la fe, que también Juan Pablo II recibió de Dios Padre, como un don para la edificación de la Iglesia de Cristo"
(5 ) Homilía del cardenal Tarcisio Bertone en la Plaza de San Pedro, Roma, 2 de mayo del 2011
( 6 ) Juan Pablo II, enciclica Redemptoris Hominis punto 6
( 7 ) Juan Pablo II, enciclica Centecimus annus, # 53
( 8 ) Juan Pablo II, enciclica Redemptoris missio, # 10,
( 9 ) Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1042
( 10 ) Pío XII Encíclica Mystic Corporis Christi # 12
(11 ) Juan Pablo II Encíclica Sollicitudo rei socialis # 47
(12) Catecismo de la Iglesia Católica # 481
(13) León XIII discurso de 8 de diciembre de 1892
1 comentario:
Verdaderamente interesante, para meditar y recapacitar, en cierta forma, el post, por mi idea y sentir es muy compartido, tenía esa idea de que más allá de un Papa, por esas cuestiones se derrumba el puente, reitero tenía toda esa idea y sentir, pero con la humanidad misma, a mi juicio cualquiera es Papa, porque está lleno de Papas que no usan vestiduras que van llenando de tinieblas el sendero, con sus alientos. Pero en este blog hay una cuestión que no debo dejar de observar, siempre me a causado cierto dolor, ver figuras que no son de mi Dios, hay tantos rostros dibujados que ninguno se parece al otro, y nada dice que a Jesús alguien lo haya retratado, y allí ponen vosotros en clara blasfemia, mentiras de rostros falsos, yo hermano aporto para ir por la Verdadera Iglesia, quitad toda imagen, no sea cosa que el esfuerzo de vuestro corazón, un hueso del codo, lo hiera de muerte. Un abrazo. jorge
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