El Vaticano II es ambiguo y oscuro
Diciendo que el Vaticano II necesita ser interpretado a la luz de la tradición, son aquellos que confiesan que es ambiguo. Y lo que es ambiguo, en materia de fe, tiene por lo menos sabor de error. Diciendo que necesita interpretarse a la luz de la Tradición, confiesan que el Vaticano II es oscuro, que en él no brilla la luz de la Tradición.
El Vaticano II no es infalible
Si un texto debe ser interpretado a alguna luz, es señal de que es oscuro. Y un texto oscuro, que necesita de luz para ser entendido, no puede ser infalible, ademas que tanto el Papa Juan XXIII y Pablo VI afirmaron que el Concilio era pastoral, no dogmatico y se habia reservado hacer definiciones a ex catedra.
Lo que la Iglesia propone infaliblemente contiene un lenguaje claro, preciso y jamás ambíguo, por eso cuando el Papa y un Concilio enseñan o definen infaliblemente, hacen eco de la fe ortodoxa siempre creida, sin cambiar nada de lo contenido en el Deposito de la Fe, situación que no ocurrio con el Vaticano II.
En conclusión lo que no es infalible, necesariamente es falible. Luego, el Vaticano II es falible, pues contiene errores, y orientaciones que ya habian sido condenadas por la Iglesia solemnemente como lo es el Ecuménismo, la Libertad Religiosa, etc.
El Vaticano II es inútil.
Si se tiene que leer el ambiguo y oscuro Vaticano II a la luz de la Tradición, para que el sea comprendido, entonces es mejor seguir directamente lo que dice claramente la Tradición, y no procurar entreverla a través de los textos oscuros del Vaticano II, los cuales son esteriles por ser opuestos a la Doctrina Católica.
San Vicente de Lerins: "Todo cristiano que quiera desenmascarar las intrigas de los herejes que brotan a nuestro alrededor, evitar sus trampas y mantenerse íntegro e incólume en una fe incontaminada, debe, con la ayuda de Dios, pertrechar su fe de dos maneras: con la autoridad de la ley divina ante todo, y con la Tradición de la Iglesia Católica."
El Vaticano II sólo trajo tempestad y confusión.
Si el Vaticano II oscureció lo que era claro en la Tradición, por eso mismo, sólo trajo confusión. De ahí, Pablo VI hablar de auto demolición, y de introducción de la humo de Satanás en Templo de Dios.
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